«La Lengua No Tiene Hueso, Pero Corta Lo Más Grueso»

Hoy vuelvo con una receta especial. Es especial porque supongo que a todo el mundo no le gusta ni el tuétano ni el cuello de cordero, son partes que muchas veces se quedan olvidadas, pero si bien cocinadas pueden ser todo un manjar.

Ambos siempre me han encantado, pero mi pareja es mucho más quisquilloso que yo, y el tuétano es algo que ya llevaba tiempo intentando hacer que le gustase. Había probado ya varias recetas y restaurantes, pero en vano.

Hasta que un día, de paseo por Mercadona como de costumbre, vi que habían repuesto los huesos. Así que tal como una abuela, fui envase por envase a ver qué huesos tenían tuétano, y ese día encontré oro. Me llevé unos cinco o seis huesos a casa, y mi intención era usar dos para un caldo, y congelar el resto.

Pero el día de después, observando la nevera dado que tenía que hacer la comida, se me ocurrió una idea. Iba a conseguir que le gustase el tuétano a mi novio y lo iba a hacer con algo que a él le encantaba, la patata. Pero como no, no le gusta la patata de cualquier forma… (sí, ya os dije que es quisquilloso). No le gusta la patata asada, ni la patata cocida tal cual. Le gusta el puré, las patatas fritas, si están hechas al horno tienen que estar crujientes o saber a carne… En conclusión, dada la complejidad, elegí el puré de patatas.

Le eché las especias que a mí me encantan y que me imaginaba podrían saber bien con esta combinación, y puse también Mirador. Mirador es una mezcla de sales y especias que mi madre compra en Suiza porque tengo familia allí. No sé si hay algo parecido aquí o si se puede comprar online, pero diría que esto es mi arma secreta en muchas recetas.

Y llegó el momento esperado, la cata, el veredicto final. No le dije nada, lo serví junto con albóndigas suecas (de Ikea btw) y salsa marrón (salsa de caldo de carne concentrado que es la salsa típica sueca con la que siempre se sirven las albóndigas). Y enseguida me dijo que le encantaba el puré, que qué había hecho.

El momento de triunfo fue enorme, ¡por fin! Le dije que era tuétano, se quedó mirando el puré y me dijo, pues así sí. Lo que no le gusta es la textura, pero el sabor sí que le gusta. Con lo cual, esta receta ya me la tengo guardada, porque sinceramente, creo que no volveré a hacer el puré de patatas de otra forma a no ser que esté en un apuro.

Aquí os dejo la receta, espero que os guste 😉

Receta

Ingredientes:

 

    • 3-4 patatas

    • 4-5 huesos de tuétano

    • Leche

    • Tomillo

    • Romero

    • Ajo en polvo

    • Mirador

    • Sal y pimienta

Preparación:

 

    1. Poner el horno a 225°C.

    1. Poner los huesos de tuétano en una fuente para el horno.

    1. Echar un chorrito de aceite de oliva sobre la parte del tuétano, espolvorear la sal, la pimienta, el tomillo, el romero, el Mirador y el ajo en polvo. 

    1. Colocar en el horno a media altura durante unos 30 minutos (los suelo colocar boca arriba, y a media cocción los giro para que estén tumbados).

    1. Mientras se hacen en el horno, pelar la patata y cortarla en trozos grandes. 

    1. Colocar los trozos en una cazuela y cubrir con agua. 

    1. Echar sal y poner a hervir. Dejar hervir unos 10-15 minutos o hasta que la patata se pueda atravesar fácilmente con un palillo o un cuchillo.

    1. Deshacerse del agua y colocar la patata en un cuenco.

    1. Machar la patata y añadir el tuétano. Sacar el tuétano con una cuchara o la parte fina de la cuchara.

    1. Mezclar bien y añadir un chorrito de leche.

    1.  Añadir la sal, la pimienta, el tomillo, el romero, el Mirador y el ajo en polvo. Probar y agregar más sal al gusto. 

    1. Servir junto con cualquier carne o verduras. 

    1. ¡Qué aproveche!